martes, 4 de octubre de 2016

Basta

No quiero vestirme más con personalidades retocadas, con versiones de mí adaptadas al ojo que mira. No quiero llevar cada mañana esa cara de derrota, de alguien que ha olvidado que luchó. No quiero ser aquello que no deseé. Tenía sueños.

Era aquella con la certeza de tener un corazón que se desborda, que me llevaría hasta la meta apretando los dientes, allá donde estuviese. Pero el mapa que me dieron resultó ser un panfleto publicitario. No había meta, no había gloria. Nada de ese sudor y esa batalla ganada que le prometí a mi alma. Esta guerra es por permanecer un rato más en el polvo, sin rumbo, por permitir que los segundos se derramen mientras me tapo los ojos. No había premio. Al llegar aquí jugamos al futuro, ebrios de expectativas y juventud, y perdimos. Nuestros sueños resultaron ser un papel de ceniza que alguien sopló. Joder, quién nos engañó. Aún hay restos de culpa en la escena. Quién fue.

Necesito hablar conmigo, hay una conversación muy seria que tenemos pendiente. Voy a ponerme frente a mí y a darme una bofetada en la cara, a gritarme que jamás debo olvidar, que no soy nada más que lo que fui, que debo agradecerme todo lo que he hecho para traerme hasta aquí. Que me levante y empiece a hacer lo que he venido a hacer, por encima de que sea imposible. Que si hay un muro se revienta, que no se me ocurra volver a insultarme con esa falta de cojones, de ilusión, de picardía. Que me debo más respeto.

Después me abrazaría entre lágrimas y me diría lo mucho que me he echado de menos. Me daría un beso y me miraría con convicción para despedirme.

Recupera tus sueños, las circunstancias no tienen derecho a quedárselos. Di “no”, despójate del peso lo antes que puedas y empieza a partirte la cara por lo que soñaste, deja de hacerlo contra el suelo. Vamos, aún recuerdas quién eres.


But the tigers come at night
With their voices soft as thunder
As they tear your hopes apart
And they turn your dream to shame