viernes, 11 de septiembre de 2015

1,2,3...¿equipo?

Hola chicas, os escribo para daros las gracias. Os escribo para decirlos esas cosas que nunca nadie se dice, para sentaros a todas en el vestuario y hablaros sincera, pero tanto tiempo después y sin teneros delante. Cobarde. Cobarde como vosotras.

A pesar de todo, gracias. Me inclino ante vosotras, sentid mi reverencia. Os doy permiso para que sintáis placer, pues sé que habéis deseado este momento. Ahora, cerrad la boca tanto como lo está vuestra mente y escuchad.

Me habéis enseñado tanto… El valor del esfuerzo, que las cosas no se acaban hasta que no se pita el final, y que aun así siempre hay una segunda parte. Que no hay motivos racionales para dejarse la piel en un partido de baloncesto, porque los héroes no pueden evitar serlo, para sudar y sangrar por el resto hasta que caigas al suelo y vuelvas a levantarte, besando la pista, porque es tuya. Que siempre hay sitio para la épica, si nos apetece, porque la droga está en la remontada. Que “nunca subestimes el corazón de un equipo campeón”.

He aprendido que el mejor momento siempre es el final, y que ahí estamos todas con la mejor versión de nosotras mismas. Que entonces cada mirada cuenta, y que hay sitio para la magia, que nunca traiciona. Que las millas que has recorrido todo el año son pulgadas decisivas ese día. Que nos acompañan todas esas horas y horas de entrenamiento, tantas historias regaladas a la monotonía y esas otras que se nos han clavado a todas sin que hablemos de ellas. Nos están mirando terminar, nos están viendo ganar orgullosas en la grada. Corean nuestros nombres cuando metemos canasta, gritan de emoción y vibran en los momentos de tensión. Nos hacen sentir irreemplazables, aunque sea mentira.



Con vosotras he aprendido que las lágrimas pueden ser compartidas. Y que las carcajadas también. Que me puede estremecer ver llorar a alguien tirada en un banquillo, empapada en sudor, exhausta porque lo ha dado todo, porque ese era su día y ella no ha bastado, sentada junto a las demás, porque ha perdido, pero ha ganado tanto… Que ese es el único momento del año en el que los abrazos van desnudos, que todas se merecen el tuyo y tú te mereces el de todas. Que las lágrimas de alegría y las de tristeza son iguales. Que hay lugar para los inesperados, que es el momento de los callados para demostrar. Que cuando explotas de alegría saltas, gritas, lloras, amas, pero no piensas. La vida te da una tregua. Y que somos eternas cuando basta con un guiño para saberlo todo.

Que líder se nace, y no hay discusión, pero que el espíritu de un equipo lo llevamos todas en el pecho. Que volveremos otra vez a hacer lo mismo, igual pero mejor. Que volveremos a esperar un año para vivir ese momento otra vez. Que en realidad es todo por ese puto momento, por volver a ser la reina del mundo, junto a una docena de reinas más que bailan en una atmósfera de colores.

Que gracias, joder, que gracias. Porque aprendí a aprovechar las cosas y exprimir su buen rollo. Porque sin todo eso no habría podido disfrutar tanto de aquello que os ha dado por culo. Porque, os quise tanto, y quiero tanto hoy a vuestro recuerdo que, cómo no, me enamoré de una de vosotras. Y ella de mí. No podía ser de otra manera.

Pero ahí se destapó el pastel y quedó claro que lo que a vosotras os engancha no es la gente en ese momento, sino la gloria, vuestro ego en el trono, con compañeras sin rostro, pero con su calor. Lo vivimos de manera distinta, pero todas juntas. Y joder, qué más da lo que pensaseis vosotras si yo sentía todo aquello, si mi mundo es mundo porque yo lo vivo dentro de mí. Pensad lo que queráis, sed lo que queráis, pero seguid haciendo lo que hacíais, que a mí me gustaba. Conmigo. Vivamos eso una vez más, pues en realidad sé que desde que nos fuimos tampoco vosotras lo habéis vivido igual.

Pero qué cojones, no es momento para el pesimismo. Me permito hablar así porque vosotras os lo permitisteis todo. Fuisteis unas zorras, unas traidoras, unas cínicas, unas egoístas, unas ignorantes. Unas malas personas. Pero hoy os doy las gracias a vosotras, putas como sois, por todo lo vivido. Porque yo sí lo siento, porque somos diferentes y porque a pesar de todo os quiero. Porque sois la hostia y porque tres ligas no bastan. GRACIAS.


No hay comentarios:

Publicar un comentario