domingo, 16 de agosto de 2015

30-5-15

Es como la historia de los trágicos amantes. Es como una despedida en la que hay que aceptar que no hay segundas partes, ni vueltas, ni oportunidades. Se rompió, con los días, con el uso, con los descuidos. Se rompió y ahora solo quedan los cristales rotos en el suelo de lo que un día fue lo más hermoso. Aunque trate de pegarlos no será más que un pobre corazón a base de parches. Ya estará magullado, ya habrá perdido su espíritu nuevo, fresco y sobre todo, esa ilusión tan enorme, que lo gobernaba todo. Quedará un vacío, una cáscara, unos restos. Nada más de esas miradas encendidas que ardían al mirarse, que se deshacían en la piel. Nada más.

Mi mente viaja sola, a recomponer su herida. Ha subido a La Picota. Donde tal vez todo empezó, todo acabe. La brisa choca contra mi cara y hace volar a mi pelo. Ese lugar es un santuario. La naturaleza me regala su comprensión. El mar deja que duerma en su colchón azul, que me pierda en sus infinitas aguas hasta que esté preparada para volver, hasta que la quietud me haya curado.



Me basta con tus ojos, me basta con tu piel, con tus manos, con tu pelo, aunque ellos hoy no me quieran. Me basta con contemplarlos, ellos me hablan de tiempos pasados, ellos me recuerdan que un día las dos nos deshicimos en amor. Que no había nada más en el mundo que tú y que yo. Que jamás hubo dos amantes como nosotras. Tan siquiera pido una sonrisa. No pido una caricia aunque me duela tu piel en mis dedos. Solo quiero verte, aunque tu no me quieras, aunque no me esperes ni estés dispuesta a empujarme, a arrastrarme a donde un día lo hice yo. Pero no te culpo, no todos somos iguales. El corazón a veces se cierra. Lo que pasa es que ese “para siempre” para mí fue cierto. Me creí el para siempre, como en las películas de Disney. El cuento feliz, el príncipe y la princesa que no son más que dos. Me creí que el mundo no era como es, que si uno quiere algo lo quiere para siempre, que el amor no acaba, que la lealtad estaba por encima. Tal vez es eso, que no quise crecer, que no quise ver que al fin y al cabo el mundo era un lugar inhóspito. Y ya ves, que en realidad todo cambia. Yo he cambiado. Hoy tú has cambiado y tu amor por mí también lo ha hecho. Pero mi corazón no se ha adaptado, sigue en el país de nunca jamás, sigue atemporal en el mundo del cambio. Sigue teniendo tu nombre grabado en el centro, como un diamante eterno.

Por qué no puedo volver atrás, a vivir eso una vez más, a enamorarme otra vez de ti, a explotar de amor y que tú explotes conmigo. Por qué el tiempo pasa, joder. Por qué no para de una puta vez. Por qué ha jugado así conmigo. Yo no firmé esta mierda, yo siempre hice lo bueno, lo correcto, siempre luché contra lo injusto. Y ahora no me regala nada de todo aquello por lo que yo peleé. Ahora solo me queda mi mente, con recuerdos que inevitablemente van borrándose. Mi mente fallida y tus cartas. Al menos eso está, de tu puño y letra. Tus promesas firmadas con tu alma en mi papel.

¿Qué ha hecho que hayamos llegado aquí, si tú y yo solo quisimos amarnos? ¿Por qué nos hemos perdido? ¿Acaso ha sido por mí? ¿Ha sido inevitable? Volvería a enamorarme de ti, una y mil veces. Volvería a cometer el error más grande de mi vida.

Pero ahora esas dos niñas que disfrutaban juntas, que solo reían y se reían del mundo que les rechazaba, que eran una, yendo de la mano hasta el abismo mismo, hasta el fin en el que ahora me faltas junto a mí, se han perdido y no se encuentran. Han pasado años, el universo nos los ha robado como se los roba a todos. Y jamás podremos volver al paraíso. Jamás. Eso ya fue para nosotras, las leyes del universo no nos dan una oportunidad, tampoco a nosotras, aunque en algún momento hayamos sido sus amantes de honor. Pero sigo mirándote y deseando besarte, besar a los labios con los que aprendí a amar, a amar a alguien por encima de mí misma y de todo lo demás. Esos labios que tienen a los míos en su tacto, entre sus arrugas, en su dibujo, en su precioso relieve.

Al menos espero que en lo más hondo de ti pienses en mí, que recuerdes todo aquello, que lo eches de menos como yo lo hago. Me basta con que en algún lugar me recuerdes como fui para ti, y que nunca jamás me olvides. Te quiero, y te querré toda la vida. Sé muy feliz.






No hay comentarios:

Publicar un comentario